En Consota, Cori, Coinza y Caramanta y en otras muchas partes, nacían fuentes saladas. Existían también otras fuentes salobres entre las quebradas de agua dulce donde se colocaban largos tubos de caña o de arcilla para separar el agua salada y sacarla fuera del río, sin que se mezclara...
Por entre estos tubos, el agua pasaba a grandes vasijas de barro. Cuando éstas se llenaban, las mujeres las ponían sobre el fogón de piedra y leña para evaporar el agua y así espesar la sal...
De esta manera, producíamos mucha sal, que guardábamos en casas especiales para pagarle tributos al cacique o cambiarla por oro con las tribus vecinas...
El oro provenía de los ríos. Cuando éstos se secaban, el oro quedaba sobre las playas y familias enteras iban a buscarlo. Escarbaban con macanas y lo recogían en bateas de madera para lavarlo...
Algunas veces, canalizaban las quebradas para desviar el agua sobre terrazas donde era más fácil separar el oro de la arena.
Las regiones vecinas eran muy pobladas. Del otro lado del Río Cauca, vivían los ansermas y los irras. Al Sur, permanecían los quindos y por el Norte, más allá del Río Guacaica, los carrapas, picaras, pozos, paucuras, armas y caramantas...
Cada tribu tenía entre 20.000 y 40.000 personas. Todos esos grupos se parecían a nosotros porque también vivían en poblados sobre las lomas o al borde de las quebradas y eran campesinos, guerreros valientes y hábiles artesanos."